Sensores en los ascensores que alertan a los organismos gubernamentales de ciertos peligros para la seguridad pública; datos procedentes de los bolsos escolares para mantener seguros a los niños; camiones de la basura inteligentes que permiten a las ciudades ahorrar dinero… El internet de las cosas (IdC) lo cambiará todo. Esa es la opinión generalizada. Nos dispusimos a buscar pruebas de este cambio en el sector público. ¿Qué tan rápido viene? ¿Es real? Nuestras conclusiones fueron variadas: preocupantes, pero también alentadoras.
En el lado positivo, averiguamos que los organismos gubernamentales estaban ansiosos de aplicar el IdC para mejorar el entorno en que realizan sus actividades o para reducir la carga de sus funciones y, al mismo tiempo, aumentar el cumplimiento de estas. En el lado negativo, muy pocas iniciativas en este ámbito han avanzado más allá de ser proyectos piloto; los modelos de negocio para sostener la infraestructura de IdC están poco desarrollados, y el panorama normativo es lamentablemente inadecuado. Existe un potencial importante, pero se necesita un trabajo sistemático e informado de parte del Gobierno, el sector privado y la sociedad civil.
El IdC ha llamado mucho la atención últimamente entre las empresas y los encargados de formular políticas. Diversos informes se refieren a miles de millones, o incluso billones, de dispositivos interconectados y su potencial de alterar todas las actividades económicas, y los Gobiernos y el sector privado muestran entusiasmo por aprovechar las oportunidades o mantener los beneficios ya existentes.
El sector privado ha progresado, pero nuestras conversaciones con los responsables de formular políticas públicas, incluso en economías avanzadas, revelan algunas brechas en los siguientes ámbitos:
Conocimiento: la mayoría de los organismos públicos aún no están familiarizados con el IdC y la importancia de este en sus funciones inmediatas.
Convertir la “propaganda en realidad”: muchos no estaban seguros de cómo implementar iniciativas que incluían un componente de IdC; pareciera que hay una necesidad de contar con un conjunto de herramientas para poder comenzar.
“Lecciones” de los pares: la mayoría de los organismos expresó un gran deseo de aprender sobre iniciativas realizadas por otros Gobiernos, saber qué había funcionado o qué no había funcionado, y cómo eso podría afectar sus propios planes.
En nuestro informe Internet of Things—the new government to business platform, proporcionamos una definición básica del IdC que esperamos que se pueda aplicar de manera general, y ponemos énfasis en que el panorama del IdC incluye no solo los dispositivos, sino que también las redes y el análisis.
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