Está en boca de todos. La portada de la edición de octubre de la revista New Yorker dibuja una ciudad habitada por robots con forma humana que hasta tienen la decencia de dar limosna a un sintecho. El texto que acompaña a la ilustración en el interior de la revista cuenta la historia de Steelcase, una fábrica de mobiliario de metal para oficina ubicada en Michigan (Estados Unidos). Allí el trabajo se ha automatizado hasta tal punto que algunos trabajadores se llaman de broma «robots de carne y hueso». Su tarea no es la primordial: no es que las máquinas les ayuden a realizar su trabajo sino que son ellos quienes sirven de soporte a los robots. Les quedan las migajas de lo que antes era su trabajo, una limosna.
Un presente que se proyecta en forma de futuro deshumanizado en esa portada que, aunque adolece de una ya manida distorsión distópica, invita a la reflexión. ¿Dónde queda la ética en el desarrollo tecnológico? ¿Y en el arte de la innovación, especialmente cuando hablamos de disrupción? «Estamos repitiendo los errores de siglos pasados: primero creamos la tecnología y luego vemos las consecuencias, como pasó con la bomba atómica», comenta a INNOVADORES Gemma Galdón, fundadora y directora de Eticas Research & Consulting.
¿De qué sirven el desarrollo tecnológico, la innovación o la disrupción si no suponen un avance social? Líderes, pioneros y movimientos emergentes atienden la llamada de la ética
Lee ésta noticia desde elmundo.es
Todos debemos haber encontrado dos tendencias que dominan la industria tecnológica, Internet de las Cosas…
El ecosistema de internet no se limita solo a los ordenadores y dispositivos móviles. La…
El Internet de las Cosas (IoT) puede hacer crecer su negocio El Internet de las cosas…
Internet de las Cosas en su hogar Cuando se construyen casas nuevas, es más fácil…
IoT en Casa Hoy hacemos una recopilación y selección de dispositivos IoT para convertir tu…