Cómo el Internet de las Cosas puede ayudarnos a reducir las emisiones de CO2
Cada año se emiten más de 35,7 gigatones (GT) de dióxido de carbono a la atmósfera, según el informe Reaching Peak Emissions, cifra que otros estudios ascienden a 50 GT anuales. Una cantidad descomunal que ha acelerado el calentamiento global del planeta, con sus consiguientes problemas: deshielo de los polos, subida del nivel del mar, temperaturas extremas y fenómenos atmosféricos adversos con mayor frecuencia. Tras la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París, los retos para contener esta escalada en las emisiones de gases de efecto invernadero se han hecho todavía más esenciales.
Una necesidad que también se ha convertido en una oportunidad para aplicar las nuevas tecnologías en esta suerte de batalla contra el destino de nuestro medio ambiente. Y, en concreto, utilizar el enorme potencial del Internet de las Cosas para ayudar a empresas, organismos públicos y la sociedad en general a reducir sus emisiones contaminantes a la atmósfera, a minimizar su huella ambiental.
Ciudades, campos y bosques son los terrenos donde el Internet de las Cosas puede contribuir a que nuestro planeta respire mejor.
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