La revolución digital ha cambiado nuestras vidas. En un principio, los avances tecnológicos estaban relacionados con el mundo de la investigación científica, la innovación industrial, la carrera espacial, defensa, sanidad, la empresa privada… Sin embargo, hoy, el ciudadano de a pie ve cómo cada día la tecnología cambia su propia forma de vivir, de comunicarse, de aprender, de tomar decisiones, incluso de conocerse a sí mismo. Y no hace falta ser un “techie” para tener plenamente incorporados a nuestro lenguaje habitual términos como Big Data e IoT. Pero, ¿sabemos realmente lo que significan?
¿Qué es IoT? ¿Qué tiene que ver con Big Data?
En pocas palabras, IoT es el acrónimo de Internet of Things (Internet de las Cosas). La filosofía que sustenta este concepto es la conexión del ámbito físico con el espacio digital, a través de una serie de dispositivos conectados a internet. Estos dispositivos actúan como una versión mejorada de nuestros órganos sensoriales, y son capaces de recoger una gran cantidad datos de ese ámbito físico y transportarlos al ámbito digital, donde los almacenaremos, los procesaremos, y los usaremos para tomar decisiones informadas sobre cómo actuar. Decisiones que, en ocasiones, pueden llegar a estar totalmente automatizadas, ya que el IoT abre las puertas a la creación de aplicaciones en los ámbitos de la automatización, la detección por sensores y la comunicación entre máquinas.
Los datos recogidos por los dispositivos conectados se caracterizan por su gran Volumen, -hay millones de sensores generando continuamente información-, su Variedad, -los sensores son de todo tipo, desde cámaras de tráfico, radares, sensores de temperatura, humedad, etc.-, y la gran Velocidad a la que se generan, que son, precisamente, los atributos que definen el Big Data. A estas 3 V´s les podemos sumar la V de Veracidad y la del Valor. Se dice que los datos son el petróleo del siglo XXI, pero por sí mismos no son muy útiles. Sin embargo, si les aplicamos analíticas avanzadas Big Data podemos identificar tendencias y patrones, Insights, que aportan un gran valor a cualquier negocio, ya que permiten tomar decisiones basadas en los datos (Data Driven).
La aplicación del IoT tiene dos vertientes muy diferenciadas:
- Por un lado, el segmento de consumo, compuesto por las aplicaciones orientadas a crear hogares inteligentes, vehículos conectados o cuidado de la salud.
- Por otro lado, el segmento del sector industrial, compuesto por aplicaciones orientadas a retail, manufacturing, edificios inteligentes, agricultura, etc.
¿Qué elementos componen IoT?
Los elementos que dan forma al «Internet de las Cosas» son, por un lado, los dispositivos electrónicos y por otro, los protocolos de red e interfaces de comunicación.
Entre los dispositivos, podemos distinguir tres tipos diferentes:
- Dispositivos “ponibles” o wearables: cualquier objeto o ropa, como relojes o gafas, en las que se incluyan sensores para mejorar sus funcionalidades.
- Dispositivos cuantificadores de la actividad de la persona: cualquier aparato diseñado para ser utilizado por aquellos que quieran almacenar o monitorizar datos sobre sus hábitos o estilo de vida.
- Dispositivos para domótica: cualquier aparato que permita controlar o alterar de manera remota por internet algún objeto, o que contenga sensores para detectar el movimiento, o permitir sistemas de identificación u otras medidas de seguridad en un espacio cerrado.
- Dispositivos industriales: cualquier aparato que permita convertir variables físicas (como temperatura, presión, humedad etc.) en señales eléctricas o de otro tipo. Son los sensores o actuadores industriales.
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