La ‘Cuarta Revolución Industrial’ en China
El peligro está en la toma de decisiones políticas, dada nuestra agresividad y su oscilación entre el bien y el mal.
La historia señala a China como una de las principales cunas de la civilización mundial, entre las más antiguas que han sobrevivido sin interrupción. Esta continuidad histórica se entrelaza con el resto de la humanidad, en especial con las de sus vecinos asiáticos, pero desde el siglo XVI hasta el triunfo de la Revolución comunista en 1949, su encuentro con el mundo occidental fue de crecientes y traumáticas disrupciones para su economía y valores culturales.
Esta ruptura violenta de su civilización milenaria y su consecuente crisis de identidad, provocada por ese choque con Occidente, inadvertidamente la preparó como el mejor país del mundo para aprovechar la Cuarta Revolución Industrial (4RI), que actualmente está cambiando globalmente los medios de producción y servicios, en esta era de innovación, automatización y fábricas inteligentes.
Los artífices de esta 4RI incluyen nanotecnologías, neurotecnologías, biotecnologías, ingeniería genética, robots, drones, impresoras 3-D, inteligencia artificial, almacenamiento de energía, redes inteligentes e Internet de las cosas (IoT) entre muchos otros elementos que antes parecían de ciencia ficción.
Esta automatización de la producción y servicios está ocurriendo a gran velocidad e indiscutiblemente impactará la seguridad geopolítica global, precisamente por esa convergencia de tecnologías computacionales, digitales, físicas y biológicas mencionadas antes, pues afectarán más y más el mercado de empleo, el futuro del trabajo, la desigualdad de riquezas e ingresos, el balance actual de supremacía militar estadounidense (con su jerarquía de dominio y subordinación), además de los marcos éticos que hasta ahora nos han guiado.
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