La gran brecha de seguridad del IoT
La gran brecha de seguridad del IoT y los fallos de la industria para solucionarla
A principios de este año, una historia alarmante acaparó todos los titulares: unos hackers se apoderaron del sistema de llaves electrónicas de un hotel de lujo en Austria. Los huéspedes no pudieron entrar en sus habitaciones hasta que el hotel pagó un rescato. La noticia, por supuesto, resultó aterradora para los propios huéspedes del hotel y para cualquier persona que alguna vez se aloje en un hotel. Sin embargo, no sorprendió a los expertos en ciberseguridad, quienes cada vez prestan más atención a las muchas formas en que los dispositivos físicos conectados a internet -el llamado internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés)- pueden hackearse y manipularse. (El hotel anunció que volverá a utilizar llaves físicas).
No resulta descabellado por tanto imaginar un escenario IoT repleto de dispositivos rehenes o protagonizado por cualquier de las otras formas en que los hackers pueden causar estragos con los objetos conectados en red que usamos a diario.
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