La internet de las vacas
La internet de las cosas, combinada con la analítica, tiene la capacidad de resolver los problemas más diversos para mejorar las operaciones, y las ganancias, de las empresas. Así lo explica Baltazar Rodríguez de IBM México.
De repente –solo de repente– me sorprenden los proyectos extraños en los que acabo involucrado. Digamos que sufro de una compulsión personal: no puedo quedarme callado cuando escucho un problema que necesita solución, y así acabo envuelto en algunas de las aplicaciones más sui generis de las tecnologías de la información.
En este caso en particular, el dilema comenzó cuando uno de nuestros vendedores llegó con cara de franca confusión a la oficina: “Estuve con un cliente que me dijo que no quería escuchar nada sobre tecnología, servidores o cosas así; que él solo nos recibiría si nosotros podíamos contestarle una pregunta: ‘¿Por qué algunas de mis vacas no dan leche?’”, me detalló.
Admito que tuve que contener la risa por unos segundos y, sin embargo, al mismo tiempo comencé a darle vueltas al problema de inmediato. Luego de estudiar detenidamente el tema, creo que he llegado a una posible solución. Sin embargo, ahora los que tendrán que contener la risa son ustedes. La solución se centraría en la internet de las vacas.
Vayamos al inicio de todo. Al ser un proceso biológico, la producción de lácteos tiene una relación directa con los ciclos orgánicos de la vaca: su salud, su alimentación y sus niveles de actividad. Por lo tanto, me puse a investigar qué impactos tienen diversos factores y qué dificultades tendríamos para medirlos, controlarlos o reaccionar ante ellos. Me di cuenta con esto que medir a una vaca era un problema muy distinto que intentar medir decenas, cientos, miles o millones de vacas.
De forma directa, pude ver que existen tres factores clave: la salud general de la vaca, la cantidad y calidad de su alimentación y la temperatura ambiental, esto caminando sobre la siguiente racional: una vaca enferma produce menos, una vaca mal alimentada produce menos y una vaca acalorada (estrés de calor) produce menos. Por otra parte, cualquier mecanismo para medir esos factores debería funcionar a escala y a distancia, pues definitivamente no me veía persiguiendo a una vaca con un termómetro.
De todos los elementos, medir el clima resulta la parte más sencilla. Podemos incluir el clima actual y la predicción de las condiciones climáticas mediante una API en la nube de IBM; un par de clics y ya está. La salud general de la vaca resulta no ser tan difícil, pues podemos poner un sensor de actividad en la pata del animal. Sí, las vacas también usan sensores de actividad como ese que compraste en enero para combatir los efectos de las fiestas decembrinas.
Sigue leyendo ésta noticia desde searchdatacenter.techtarget.com